Ya no recordaba los nervios que se pasa los minutos antes del un desfile, el acelero de vestir a las modelos, la adrenalina cuando sale la primera, contener la respiración hasta el carrusel, y la satisfacción cuando la gente te felicita y todo sale bien.
Habrá que repetirlo.
Gracias a toda la organización, al Hotel Abba Palacio de Arizón y a todas las modelos por su trabajo, sobretodo a Maria Avila, por su profesionalidad y su entrega.